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Qué es la crisis energética y como nos afecta

Qué es la crisis energética y como nos afecta

Una crisis energética se produce cuando se entra en escasez de una determinada fuente energética. Esto provoca un aumento de precio repentino que amenaza a todos los sectores involucrados en el uso de dicha energía.

Qué es una crisis energética

Una crisis energética es la imposibilidad de satisfacer la demanda de energía de un país o un sector concretos. Esa imposibilidad se traduce finalmente en un aumento de los precios al convertirse los recursos disponibles en inexistentes o muy escasos y tener que pagar muy caro el suministro de una determinada energía.

Cuando, además, no existen reservas en el país o en el sector de la economía concreto que requiere de esa energía, se traduce en una subida de precios generalizada que acaba repercutiendo en los precios a los que otros sectores, no relacionados con la energía, tienen que vender sus mercancías o servicios, generando una espiral que puede desembocar en una crisis económica estructural.

Posibles causas de una crisis energética

A lo largo de la historia han existido múltiples crisis energéticas. Desde la crisis existida en Inglaterra en el siglo XVIII por la escasez de la madera en la isla hasta crisis más recientes como la que estamos viviendo con la gasolina o el gasoil, en la que, aun teniendo reservas suficientes por parte de los países que nos proveen de materia prima, se produce una subida de precios debido a cuestiones políticas o meramente de política monetaria al abonarse habitualmente en dólares.

La crisis más conocida fue la conocida como crisis del petróleo, que comenzó en 1973 y fue consecuencia directa del embargo al petróleo de Oriente Medio a los países occidentales. La crisis que vivimos actualmente es muy similar a ésta y se debe también a que las reservas existentes de petróleo están siendo dosificadas por parte de determinados países generando especulación.

Entre las causas fundamentales por las que se produce una crisis energética encontramos:

  • Escasez de la materia prima: En el caso de determinadas energías, como los combustibles tradicionales, cuando se produce la escasez es cuando se desencadena la crisis al no poder abastecer a todos los consumidores y subir los precios. A veces, la escasez de materia prima es debida a la aparición de determinados avances como sucedió con el plástico, que llevó al aumento de la demanda de petróleo y la consiguiente subida de precios. Este es un ejemplo claro de que el crecimiento económico puede llevar aparejadas crisis energéticas cuando no se cuentan con alternativas energéticas.
  • Sobrecargas puntales y reiteradas de desabastecimiento de energía: Este caso es muy típico en el mercado eléctrico, cuando se producen excesos de demanda, la red se cae y se produce una crisis energética. Esto lleva a determinadas industrias a tener que recurrir a proveedores de emergencia, que, con sus propios generadores, facilitan que estas industrias permanezcan en funcionamiento, pero con desembolsos adicionales.
  • Conflictos geopolíticos: Una crisis puede ser consecuencia directa de una guerra. En determinados momentos, países proveedores de determinadas materias primas deciden cortar el suministro a países dependientes. Esto conlleva la búsqueda de nuevos países proveedores que aprovechando la coyuntura elevan los precios.
  • Cambio climático: El cambio climático también está conllevando crisis energéticas. Un buen ejemplo lo tenemos en la energía hidroeléctrica, que con el descenso del nivel del agua en los pantanos ha visto reducida su capacidad de generación de energía.

Soluciones a esta situación

Las medidas que se pueden tomar en una situación de crisis energética son variadas, pero normalmente incluyen la colaboración entre las diferentes instituciones y gobiernos para poder balancear el precio y la demanda.

Las medidas que se están tomando son las siguientes:

  • Subvenciones y ayudas a fondo perdido: Desde el bono social en el sector eléctrico a las ayudas directas (como por ejemplo los descuentos en combustible) mediante una subvención del precio en el caso del sector petrolífero, los gobiernos han adoptado diferentes medidas para poder aliviar las crisis energéticas en colaboración con las empresas suministradoras. No está demostrado que a largo plazo solucionen el problema y en muchas ocasiones consiguen aumentarlo. El único caso en el que el consumidor o las empresas suministradoras no ven alterado el precio del bien es en el caso de los impuestos directos, como el IVA, que pueden reducirse para aminorar la factura final de cara a los consumidores. Hay que recordar que determinadas empresas dependen del coste de la energía como medio de subsistencia y no pueden afrontar la subida del precio sin justificación.
  • Ahorro de energía: Otras de las opciones en caso de crisis energética pasa por fomentar el ahorro de energía: uso del transporte público y los medios de transporte que no requieren de combustible o energía, ahorro en las empresas y en las casas particulares mediante limitaciones horarias y otras medidas que contribuyan al ahorro. Si quieres saber más medidas de ahorro energética consulta esta entrada en nuestro blog.
  • Uso de energías renovables: El uso de energías renovables es clave para eliminar la dependencia energética y evitar las crisis energéticas. Además de no contribuir al cambio climático con la generación de emisiones de CO2, las energías renovables suelen aprovechar las ventajas de cada país para explotar sus propios recursos. El caso de la energía solar es un buen ejemplo en el caso de España, conseguir generar nuestra propia energía y volcarla a la red nos genera autonomía y control sobre el precio en tiempos de escasez de otras fuentes energéticas.

Desde Nedgia, estamos trabajando para que los entornos de crisis energética no se produzcan. Esto supone un cambio en nuestro modelo de negocio y en la energía que suministramos. La incorporación de nuevos biocombustibles como el biometano, procedente de diferentes tipos de residuos, nos permite inyectar a la red gasística española un gas más sostenible, respetuoso con el medio ambiente y producido de manera local. En España tenemos el tercer mayor potencial de producción de biometano en Europa, lo que nos permite la generación de una enorme riqueza para el conjunto del país y para aquellos territorios que concentran un mayor volumen de residuos. En 2022, los proyectos que estaban en servicio sumaban 75 GWh de capacidad de inyección. Además, estamos llegando a acuerdos con numerosas promotoras y constructoras para fomentar el uso del gas renovable en las obras de nueva edificación.

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